Balas para cazar

Cuál es la adecuada según modalidad de caza


Lo importante a la hora de elegir una bala de caza es que su eficacia, es decir, su capacidad para crear heridas mortales, no depende solo de la energía cinética que lleva el proyectil cuando impacta, también, de la energía cinética que es capaz de ceder el animal y esto ocurre si el proyectil se deforma durante el impacto. El que la bala se deforme depende de su diseño y también del tamaño del animal por lo que se puede concluir que es imposible evaluar la eficacia de una bala de caza sin tener en cuenta su diseño, el tamaño del animal que se pretende cazar con ella y la distancia de tiro, puesto que la velocidad de la bala disminuye con la distancia y, por tanto, también la energía máxima que la bala puede transferir al animal.

En animales grandes, el mejor resultado, se consigue cuando la bala pierde la mayor velocidad posible a medida que va penetrando pero sin detenerse; logra atravesar limpiamente el cuerpo del animal y sale del cuerpo con la menor velocidad posible, porque si esto no sucede una gran parte de la energía cinética del proyectil se desperdicia.

Algunos fabricantes no le dan importancia al hecho de que la punta pierda masa con tal de que la cola del proyectil se quede como esta y continúe la penetración, por lo que de vez en cuando, y desde hace muchos años, comercializan proyectiles diseñados para que su punta se deforme mucho o incluso se desprenda de la bala en varios fragmentos. Dan buenos resultados en piezas relativamente grandes siempre y cuando la punta se desprenda cuando la bala ha penetrado dentro del cuerpo. Pero además de animales grandes también hay medianos y pequeños en los que no interesa que la cola del proyectil quede intacta ni tampoco que la punta se deforme siguiendo un patrón determinado: basta con que al impactar se deforme lo más posible y eso es precisamente lo que consiguen los denominados proyectiles de expansión rápida.


Balas de caza

Básicamente existen siete tipos de bala.


Proyectiles de expansión controlada

Las balas expansivas son proyectiles diseñados para expandirse en el impacto, aumentando de diámetro para limitar la penetración y/o producir una herida de diámetro mayor para una incapacidad más rápida. Por lo tanto, se utilizan para la caza y por algunos departamentos de policía, pero se prohíben generalmente para el uso en guerra. Dos diseños típicos son la bala de punta hueca y la bala de punta blanda o también conocidas en inglés como bala hollow-point y bala soft-point respectivamente.

Proyectiles de expansión rápida

Cuando se cazan animales pequeños y medianos, sobre todo si es a grandes distancias, las balas de expansión controlada y las semiblindadas no expanden bien, razón por la que los diseñadores de proyectiles han creado modelos de expansión rápida que aseguran en estos supuestos la expansión de la bala para que, aunque no encuentre resistencia a la penetración –piezas pequeñas– o impacten con muy poca velocidad –a grandes distancias– cedan una gran cantidad de energía que asegure el cobro de la pieza.

También se han diseñado proyectiles de rápida expansión para cazar animales grandes en montería y batidas con un blindaje más reforzado pero con inserciones en la punta para que abra rápidamente.

Proyectiles semiblindados

No solo evitaban que se emplomara el cañón, sino que también mejoraba la penetración de las balas de plomo aunque, eso sí, a costa de perder mucho poder parada porque la envuelta impedía que se deformara durante el impacto o se deformaba muy poco, incluso a corta distancia.

Resumiendo mucho la historia, el siguiente paso fue eliminar el metal de la punta de las balas blindadas para conseguir que quedase al descubierto el plomo y que, durante el impacto, al ser un material más blando que la envuelta, se aplastara y abriera el blindaje para que, al aumentar su diámetro, se frenara y cediera más energía.

Este tipo de balas se denominan semiblindadas  y se han utilizado en todos los continentes y para cazar todo tipo de piezas, lo que demuestra su eficacia. Como la camisa o envuelta metálica es lo único que controla la expansión, es necesario elegir su peso muy bien para que, dependiendo del tamaño de la pieza, la bala expanda y penetre correctamente, ya que si el proyectil es demasiado ligero se produce una sobre expansión o incluso la fragmentación durante el impacto.


Balas de plomo

Casi todos los proyectiles de plomo que se utilizan en los distintos calibres son de punta plana o redondeada porque se ha descubierto que son más efectivas que si se hacían con puntas agudas. Esto se debe a que las balas con puntas chatas se frenan más rápido que las agudas porque su frente de choque es mayor y no solo ceden más energía sino que la cesión es más rápida, por lo que el poder de parada o de incapacitación del proyectil se incrementa.

No expansivas

Pueden ser blindadas con núcleo de plomo o macizas, hechas de un solo material. En armas de grandes calibres se utilizan para cazar las piezas más pesadas y peligrosas. Y en calibres más pequeños para no romper la piel o para dañar lo menos posible los trofeos. No tienen uso en España y no las trataremos.

Expansivas

Carecen de plomo porque están totalmente hechas de otros materiales, como el cobre.

Expansivas semiblindadas

Tienen núcleo de plomo y, aunque cada vez menos, son muy populares.

¿Qué bala empleo para cazar?

Como hemos apuntado, en la menor o mayor expansión de los proyectiles de caza, además de su diseño, influye la velocidad con la que alcanzan la pieza, el calibre y el tamaño del animal.

En general, cuando se dispara a más de 300 metros la mejor opción es utilizar balas de expansión rápida, independientemente del calibre que utilicemos si bien, lógicamente, éste tiene que ser adecuado para cazar a grandes distancias.

En la caza a rececho de las piezas más grandes los mejores resultados se obtienen con rifles potentes de calibres medios (comprendidos entre 7 y 8 mm.) y balas semiblindadas ligeras si la munición es estándar o de peso medio si se es mágnum. Con estos últimos, sobre todo si las distancias de tiro no son extremas, se pueden utilizar también balas de expansión controlada porque la mayor velocidad de estas municiones asegura su expansión.

En la caza a rececho de las piezas más ligeras, como el corzo o el rebeco, los mejores resultados se obtienen utilizando calibres de hasta 7 mm y proyectiles de expansión rápida o bien las balas semiblindadas más ligeras y de mayor coeficiente balístico, siempre que se traten de proyectiles diseñados para caza mayor porque para los calibres pequeños, como por ejemplo el .243, se ofrecen con balas muchísimo más expansivas para abatir predadores que solo les causan heridas superficiales a las especies de caza mayor.

En montería, como mínimo, los cartuchos deben tener un calibre de 7 mm. y desarrollar la potencia del calibre .270 Win.,  pero se consiguen mejores resultados utilizando calibres más grandes.

En esperas de jabalí, como normalmente se tira muy cerca, lo más aconsejable es utilizar balas de expansión controlada de calibre medio.